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FORES - ARGENTINA: ¿UNA SOCIEDAD CON JUSTICIA POR MANO PROPIA?
Marcelo de Jesús
Citar: elDial.com - CC3968
Copyright 2024 - elDial.com - editorial albrematica - Tucumán 1440 (1050) - Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina
Texto Completo
FORES – Foro de Estudios sobre la Administración de Justicia |
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Por Julio A. J. Carrillo |
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MARCO
INSTITUCIONAL DE UNA JUSTICIA POR MANO PROPIA En
la sede de la entidad, en una de las reuniones habituales de
trabajo a la que fui invitado, tuve ocasión de realizar la
entrevista que se desarrolla a continuación, sobre
Argentina, una sociedad con justicia por mano propia. 1.
¿Cuál es el marco institucional en el que se produce
el problema?
El
acceso a la justicia por mano propia se da en un marco en el
cual las instituciones, tanto políticas como económicas,
crean una situación de falta de confianza para el
tratamiento del tema que desarrollamos. Dada la opinión
pesimista de la población acerca de la situación actual y
futura en base a su percepción sobre el empleo, el ingreso
familiar y la capacidad de compra. (Ver Índice General de
Expectativas Económicas, Abril 2014, UCA, Facultad de
Ciencias Económicas.) 2.
¿Vamos hacia o ya Estamos en una sociedad de justicia
por mano propia?
Los
medios de comunicación nos informan en estos días sobre
hechos graves de linchamientos a personas sospechadas de
crímenes. Se califica a tales hechos como “justicia por
mano propia” Me
gustaría explicar por qué estos hechos son más graves de
lo que parecen, por dos razones: 1) porque resultan de raíces
que ya se desarrollaron y que ahora están “dando sus
frutos” y 2) porque estamos haciendo exactamente lo
contrario de lo que deberíamos hacer: impedir que esta
“justicia” se desarrolle, es decir, la estamos
alimentando. Finalmente, me gustaría esbozar algunas
políticas para avanzar en una solución de fondo. 3.
¿Qué es justicia por mano propia?
Ante
todo, debemos ponernos de acuerdo sobre a qué llamamos
justicia por mano propia. Este fenómeno no es sólo el
linchamiento de criminales reales o presuntos) sino que
incluye también cualquier
otro acto por el cual un conflicto no se soluciona por los
medios institucionales. Es decir, solucionamos algo que
sentimos como “injusto”, de “otra” manera que la que
prevean nuestras instituciones. Veamos
hechos de la vida diaria además de linchamientos,
que son actos de justicia por mano propia: si nos creemos
merecedores de un “terrenito”, se usurpan lotes o casas,
si creemos que los impuestos o tasas son altos, subfacturamos
o sobrefacturamos, si creemos ser víctimas de una injusticia
(cualquiera) tomamos un puente o cortamos las calles o
tomamos una escuela, y si las cargas sociales son altas,
creamos el empleo “en negro” (hoy es aproximadamente del
37%). Podemos decir
que “La anomia
abreva en el ancestral ‘se acata pero
no se cumple’, es cómplice de la triste historia
institucional del siglo XX (Daniel Montamat, Mitos del País
resignado, La Nación, 26.11.09) Expuesto
muestra que la sociedad, cotidianamente y sin espantarse,
viola la ley y se saltea las vías institucionales para
solucionar hechos que considera injustos. 4.
Mediciones. Existen
dos índices que “miden” este fenómeno.
La
primera evidencia es el Índice de Confianza en la
Justicia (ICJ[i],
última medición disponible julio de 2011) que nos muestra
que, ante una injusticia un
tercio de la sociedad no llevaría el problema a la justicia.
Para
el índice conductual se pregunta al entrevistado si en caso
de sufrir una injusticia llevaría el problema a la justicia:
30% (29,8%%) contestó que no. Este grupo tiene dos
alternativas: o no hace nada (acumulando frustración) o
soluciona las injusticias a su modo (es decir, hace
“justicia” por mano propia). Lo
que agrava la situación viene en el índice perceptual al
preguntarse al entrevistado si creen que la justicia es
imparcial, honesta y eficiente: allí 64% de los encuestados
creen que la justicia no lo es. En otras palabras, tal vez
recurran a la justicia pero no porque crean que es lo mejor
sino porque “no tienen más remedio”. El segundo índice viene de las estadísticas de criminalidad: lo
que está cambiando es la composición
del delito. Es decir, nos estamos convirtiendo en una
sociedad más violenta. Y eso nos hace responder a la
violencia con más violencia. Los últimos datos que nuestro
gobierno nos dio son del 2008. Son viejos pero suficientes
para mostrar la gravedad del tema. El siguiente cuadro muestra la composición del delito tomando básicamente dos categorías: delitos contra las personas y delitos contra la propiedad.Lo
que observamos es que, desde 2002, los delitos denunciados
contra la propiedad viene decreciendo hasta llegar al 58,7%
en 2008, mientras que desde 2002 no paran de crecer los
delitos contra las personas. A ello se suma que desde 2002
hasta 2008 el delito denunciado creció 263%.
5. Vías para una sociedad institucional Los
ejemplos de la vida diaria y los índices expuestos nos
muestran que los linchamientos son un emergente de muchos
años de abandono institucional. El
primer camino es reconocer que los poderes del Estado
son parte del problema. Por ejemplo no es admisible que
funcionarios públicos descalifiquen públicamente a los
jueces o no cumplan las sentencias Segundo.
El sistema de justicia debe ser más eficiente. No solo los
jueces: también los abogados, las facultades de derecho, las
asociaciones de abogados y las de jueces. Todos debemos ser
más rápidos, transparentes y eficientes. Tercero.
La solución tomará tiempo: el problema está ya en nuestras
costumbres. Requiere que todos los actores no sólo formulen
políticas consistentes a lo largo del tiempo, sino que
también actúen coordina y no separadamente. Sin
empezar a actuar, y como estamos hoy, sólo podemos esperar
que la situación se agrave aún más. 6. ¿Cuál es la situación y qué podemos hacer? Para hacerlo debemos ocuparnos de la actual situación socioeconómica en la que se tiene que actuar, como señaláramos, dado que además de reconocer la existencia del problema, queremos accionar, e incluirlo en los reclamos de la sociedad, en especial a aquellos que actúan en el Derecho, la Política y la Economía, comprendiendo incluso a los particulares que deciden sobre la situación económica. (Ver FIEL, Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas, Indicadores de Coyuntura, 552, abril, 2014.)
[i] Realizado por Fores, la Universidad Torcuato di Tella y la Fundación Libertad, datos obtenidos por Poliarquía
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